Tras el cristal
La vida de Nalan sigue sometida a la mente enferma de su madre Feride
Feride está preocupada por lo sucedido anoche con su hija Nalan tras haber salido con Sedat y toma una medida increíble.
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A la mañana siguiente después de haber estado un tiempo fuera con Sedat tras la petición de manos oficial, Feride quiere asegurarse de que su hija no ha cometido ningún pecado y, como ya ocurriera en el pasado alguna vez, ha tomado sus medidas drásticas.
Nalan ha jurado y perjurado que no pasó nada con Sedat y que ni siquiera se tocaron, pero Feride no se fía y acude al ginecólogo para que la doctora comprueba que no tienen nada por lo que preocuparse. La situación estremendamente humillante para Nalan, pero no es la primera vez que sucede.
En otras ocasiones Feride llevó a su hija al médico después de que hubiera salido con algunos amigos y, aunque Nalan siempre ha sido una joven responsable, no ha podido evitar la humillación de verse en el médico para que este compruebe que sigue siendo virgen.
Los traumas del pasado regresan al presente y la espiral de locura y obsesión siguen persiguiendo a Nalan víctima, una vez más, de los temores y miedos de una madre enferma.
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