Una vez más a la mujer de Orhan le puede la avaricia
Sengül descubre el vídeo del accidente de Kadir y guarda silencio a cambio de dinero y una casa en propiedad
Tras descubrir el vídeo del accidente de Kadir, Sengül vende su silencio por dinero y una casa a su nombre.

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Sengül se queda con un teléfono que encuentra en la basura de la casa de Akif. El móvil pertenece al florista que grabó el accidente de moto de Kadir y se lo entregó al empresario a cambio de una suma nada despreciable de dinero.
Mientras curiosea el móvil, la mujer de Orhan descubre de pronto el vídeo del accidente de su sobrino. Sobrecogida, se encierra en su habitación para comprobar si realmente es Kadir quien aparece tirado en la carretera. En la grabación se distingue con claridad a Melisa y a Akif. "¿Qué clase de monstruo eres Akif?", se pregunta horrorizada.

Alterada, abandona la casa con una excusa para que su marido no sospeche y se presenta en la mansión del padre de Melisa exigiendo explicaciones: "¿Cómo has podido matar a Kadir?". El padre de Doruk finge sorpresa, pero Sengül le muestra el vídeo y lo acorrala: "¿Quién chocó contra Kadir?". Él, sin responder, intenta averiguar cómo consiguió el teléfono; ella confiesa que lo halló en la basura.

Akif trata de calmarla. Jura que no tuvo nada que ver con la muerte de Kadir y le pide salir de la casa para hablar lejos de Nebahat y Doruk. Ya en el exterior, explica que Melisa no actuó a propósito: Kadir realizó un adelantamiento imprudente, invadió el carril contrario y chocaron de frente. Sengül duda: "Qué casualidad que chocaran justo ellos dos". Akif oculta que él y Kaan perseguían al joven Eren y asegura que Melisa lo llamó después del impacto, justificando así su presencia en el lugar.
El empresario le explica a la tía de Emel que su hija está internada en un centro de terapia en el extranjero, muda y sin comer apenas. Sengül le recrimina haber encubierto a su hija, pero Akif le suplica empatía: Melisa acabaría en prisión por conducir sin carnet y causar una muerte.

Para silenciarla, le ofrece poner a su nombre la casa en la que vive con su marido e hijos y cubrir los gastos del funeral de Kadir. "¿Me estás ofreciendo dinero manchado de sangre?", le espeta ella. Tras dudar, la avaricia vence y acaba aceptando su propuesta.

Con el título de propiedad en la mano y un fajo de billetes, Sengül visita la tumba de Kadir, consumida por el remordimiento. Entre lágrimas, se justifica: "Si hubiera ido a la policía, Ömer y tu tío se habrían enterado y temí que hicieran una locura. Melisa está destrozada… Tú no querrías verla pudrirse en la cárcel". Aun así, sabe que ha traicionado la memoria de su sobrino.

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