La florista es acusada injustamente
Las mentiras de Carlota hacen que Mariluz acabe entre rejas
Carlota quiere destruir a Mariluz y acusa a la florista de algo que no ha cometido. Al final, la hija de Guadalupe acaba entre rejas.
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Carlota ya no sabe qué hacer para apartar a Mariluz de Jesús y hace creer a todo el mundo que la florista la ha atacado. Tiene una brecha en la cabeza provocada por ella misma y asegura al hijo de Octavio que fue la hija de Guadalupe quien la golpeó fuertemente. Mariluz lo niega todo, pero, varios niños que están en el lugar, aseguran que fue ella la causante de la herida de la hija de Augusto. Todo parece indicar que la malvada hermana de Doménica pagó a los pequeños para acusar injustamente a la nieta de Conchita de algo que no hizo.
Jesús tiene que disimular ante Carlota y lleva al hospital a su supuesta novia sin poder preguntar a Mariluz qué ha pasado. El joven cree en la inocencia de la florista y pide a Abel que compruebe las imágenes de las cámaras de seguridad para saber qué ocurrió realmente.
Carlota, de camino al hospital, denuncia a Mariluz por lesiones graves y la policía acude al domicilio de la joven para detenerla pese a la oposición de su madre Guadalupe y su abuela Conchita.´
Mariluz acaba en el calabozo de la comisaría y Jesús se acerca a verla. La promete que la sacará de allí y la confiesa que no puede vivir sin ella. Al final, acaban besándose.
Augusto acude a comisaría para liberar a Mariluz, a la que tiene un cariño muy especial por ser la hija de Guadalupe y la nieta de Conchita. Un agente policial le confiesa que Carlota se autolesionó tal y como registran varias cámaras de seguridad. Ruiz Montalvo está preocupado por el estado de salud mental de su hija mayor. Teme que haya recaído.
Mientras tanto, Abel comunica a Mariluz que ya se ha demostrado su inocencia y que pronto saldrá de allí. Le comenta que tiene la opción de acusar a Carlota por difamación y daño moral, pero la florista no quiere perjudicar a la hija de Augusto por la buena relación que la une a Ruiz Montalvo.
Mariluz recupera la libertad y, al salir de comisaría, su madre y a su abuela la están esperando. Un hombre llamado Celestino las acompaña y Augusto comunica a la joven que ese es su padre, pero, en realidad, su verdadero progenitor es Ruiz Montalvo.
Por la noche en la mansión, Augusto habla con su hija Carlota. Está muy preocupado por ella. La joven está obsesionada con Jesús y le pide a su padre que fije una fecha para su boda con el hermano de Samuel. Augusto está dispuesto a acceder a su petición a cambio de que ella se olvide de Mariluz.
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