Mariluz conoce a Elisa y encuentra en ella su mayor apoyo... ¡No sabe que es la madre de los Guerrero!

Mariluz ha puesto tierra de por medio. Necesita alejarse de Jesús durante un tiempo. El mecánico le rompió el corazón al ver unas imágenes de él en la cama con Carlota.

La hija de Guadalupe se refugia en la finca de Augusto Ruiz Montalvo, donde su abuela Conchita trabajó durante muchos años y ella pasó largas temporadas allí durante su infancia.

La florista se acerca a la cabaña donde vivió el capataz de Ruiz Montalvo, Octavio Sánchez, el padre de Jesús, Damián y Samuel y, casualmente, conoce a Elisa, la madre del hombre al que ama. La progenitora de los Guerrero justifica su presencia allí asegurándola que "la historia de la familia, que vivió en esta cabaña, atrajo su curiosidad".

Elisa le explica a la hija de Guadalupe que es pintora y que le encanta visitar lugares que le inspiren para poder, luego, plasmarlo en sus cuadros. Le explica que, como artista, ve mucha tristeza, dolor, abandono y destrucción en dicha cabaña.

Mariluz le revela, sin saber que ella es la madre de Jesús, que guarda muy buenos recuerdos de su infancia allí. No puede olvidar su buena relación con Lisardo, el hijo mayor de Octavio. La florista se pregunta qué habrá sido de él y de sus hermanos.

Más tarde, Elisa telefonea a un amigo suyo llamado Santiago para contarle que está en la finca de campo de Augusto y su colega le pide que sea prudente. Si el malvado empresario descubre que está allí, su vida podría correr un serio peligro. La progenitora de los Guerrero le tranquiliza diciéndole que será cautelosa y que debe permanecer allí hasta encontrar a sus hijos. Está convencida de que Jesús, Damián y Samuel están cerca de Ruiz Montalvo y no parará hasta encontrarlos.

Durante su estancia en la finca de los Montalvo, Mariluz revive viejos recuerdos. No puede olvidar a Lisardo, que fue su primer amor y así se lo confiesa a Elisa, con la que coincide, de nuevo, en la finca de Augusto.

Además, la florista le revela que, actualmente, su corazón pertenece a Jesús Guerrero. Le cuenta que el joven está saliendo con otra mujer y ella estaba dispuesta a esperarle. Sin embargo, al ver las imágenes del mecánico en la cama con Carlota, cambió de opinión. Mariluz cree que el hermano de Damián pasó una noche de pasión con la hija de Augusto y eso no lo puede perdonar.

Elisa se percata de que la joven sigue enamorada de Jesús y la anima a no rendirse y a luchar por su amor. "Deberías luchar por él. El amor verdadero hay que defenderlo como sea", le afirma a la florista. Entre Mariluz y Elisa comienza a crearse un vínculo muy especial hasta tal punto que la joven termina revelándole sus sentimientos más íntimos.