Este es el duro castigo que Nujin impone a Ali y a Suna por escribirse cartas de amor y verse a escondidas

Ali está locamente enamorado de Suna y la joven de él, pero su amor es imposible. Al hijo de Zümrüt le han obligado a casarse con Zehra y Suna está muy dolida con él.

El hermano de Azad, antes de contraer matrimonio con la hija de Rashit, se escribía cartas de amor con la joven. Ali no puede dejar de pensar en ella y, cuando descubre que su abuela Nujin quiere casar a su hermano con la joven, Ali organiza un encuentro con ella con la ayuda de Zehra. Pero, el destino les juega una mala pasada. Su prima Berfin los sorprende hablando y no duda en contárselo todo a su madre Behiye.

La mujer de Kadim revela a Nujin y al resto de familia lo que su hija le ha confesado y la matriarca estalla en cólera. En un arrebato de ira, lleva obligada a Zehra hasta la habitación de Ali. Allí, comunica a su nieto que, a partir de ahora, la hermana de Elif dormirá con él para que no olvide que es un hombre casado y los encierra con llave.

El hermano de Azad pierde los nervios. Cree que su abuela ha descubierto lo suyo con Suna por la indiscreción de Zehra, la tacha de traidora y la golpea con rabia.

Ali no está dispuesto a aceptar el castigo que su abuela le ha impuesto por querer a Suna y decide plantarla cara cuando logra salir de su habitación. La reprocha que le obligaron a casarse con Zehra sin amarlay revela que su corazón solo late por Suna. Su rebeldía enoja enormemente a su abuela y hace que Nujin sea más severa con él e incluso con Suna.

La matriarca de los Kirman pide a Kadim que requise a su hijo el móvil y el ordenador para que no pueda comunicarse con Suna y, además, prohibe al joven salir de la mansión.

Con respecto a Suna, la abuela obliga a Zümrüt y Behiye que acudan a casa de la joven y comuniquen a sus padres que su hija ya no es la candidata adecuada para casarse con Azad por haber tonteado con un hombre casado como Ali. A los progenitores de Suna les cuesta creer que su hija se haya carteado con Ali, pero, al ver las cartas que robó Behiye del cuarto de Ali, no pueden negarlo.

Al llegar Suna a casa, su padre, que está muy enfadado con ella, la grita y la abofetea por lo ocurrido. Sus padres, que también son como los Kirman, fieles a las tradiciones ancestrales, sienten que su hija les ha deshonrado. La joven intenta explicarles que se escribía con él antes de su boda con Zehra, pero su progenitor no entra en razón e intentará, incluso, acabar con su vida de un disparo.

Zümrüt, al regresar a la mansión, sabe que su hijo lo está pasando mal y decide ir a verle a su habitación. Su madre le confiesa que fue a casa de Suna para informar a sus padres de lo ocurrido. Ali rompe a llorar. Teme que la familia de la joven pueda tomar medidas drásticas contra ella por lo sucedido.