Alí y Nazli hacen realidad su sueño gracias a Ferman

Al hospital Berhayat llega un niño que necesita ser operado de la tiroides. Se trata de una cirugía delicada, ya que cualquier mínimo error podría poner fin a su brillante carrera como cantante de ópera.

Mientras tanto, Nazli atraviesa un mal momento emocional. Ha perdido a una paciente en quirófano y teme que el pequeño, al que va a operar Ferman, corra la misma suerte. Por ello, prefiere no participar en la intervención. Sin embargo, Alí la anima a no rendirse y a luchar por su sueño. "¿No querías ser cirujana? Debes aferrarte a tus sueños y cumplirlos", le dice Vefa con seguridad.

Las palabras de Alí logran levantarle el ánimo hasta el punto de que decide hablar con su superior para que le permita estar en el quirófano durante la operación. En un principio, Ferman se niega a que esté en la intervención, pero la joven residente insiste. "Ayer perdí a una paciente. Si no cojo el bisturí ahora, no lo haré nunca", le asegura con determinación.

Finalmente, el doctor accede y permite que Nazli participe en la cirugía. Además, la residente le pide a Ferman que también deje entrar a Alí, para que pueda hacer realidad su sueño de ser cirujano. Sin embargo, esta vez el médico rechaza la solicitud.

Aun así, Alí no se da por vencido y logra convencerlo por sí mismo: "Estoy capacitado para estar en quirófano y es mi sueño", afirma con firmeza. Y aún va más allá: "Si me equivoco, renunciaré a ser cirujano para siempre. Lo prometo. Haré otra especialidad".

Conmovido por la determinación de Alí, Ferman finalmente permite que ambos participen en la cirugía, aunque bajo su estricta supervisión.

La operación resulta un éxito. Cuando todo termina, Nazli y Alí informan a la madre del niño que su futuro como cantante no se verá comprometido y que podrá seguir con su carrera como cantante de ópera sin problemas.

A pesar de su carácter serio y arrogante, Ferman se siente orgulloso de los logros de sus residentes, aunque no lo demuestre abiertamente.