Las cartas que escribe Mihrimah ponen celoso a Rustem

Mihrimah ha dado la orden de que nadie la moleste. Es tarde y se encuentra escribiendo unas cartas en sus aposentos. Rustem, su marido, se presenta en la puerta y, aunque los sirvientes le advierten que Mihrimah no quiere ver a nadie, él decide entrar.

Mihrimah se sorprende al ver a su marido en su habitación y le pregunta por qué ha venido. Él le pone una escusa simple, pero lo que quería realmente es controlar a su mujer y ver qué estaba haciendo. Descubre que está escribiendo una carta y se sorprende que lo haga tan pronto. Mihrimah intenta quitarle importancia, pero los celos de Rustem van en aumento y quiere saber con todo detalle qué está haciendo su mujer escribiendo a otra persona.