Maldad sin límites
El cinismo de Pedro del Monte en el funeral del malogrado don Agustín enfada a todos en la hacienda
La hacienda vive uno de los momentos más tristes de su historia con la repentina muerte de don Agustín. Todos apuntan a Pedro como responsable, pero el se defiende.
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Don Agustín es uno de los hombres más respetados y queridos en la hacienda de Santa Catalina. Siempre ha estado cerca de los hijos de don Severiano, pero desde la muerte del patrón ha descubierto algunos secretos de Pedro que le han alejado de los Del Monte. Don Agustín conoce las maldades del hermano de Juan y prefiere estar lejos de él, pero se cruzan ambos cuando Agustín se acerca a recoger unos objetos.
Pedro no soporta a don Agustín y le ha prohibido estar en la hacienda. Cuando se lo encuentra en sus tierras le exige que se marche lejos, pero en esta ocasión don Agustín le hace frente y no se calla. Le reprocha todos los males que ha hecho y le desafía. Pedro no puede soportar semejante desplante, así que le golpea y le tira al suelo. Todo ello provoca un infarto a don Agustín que le pide ayuda a Pedro, pero el hermano de Juan ve una buena ocasión para librarse de una persona molesta como Agustín. Sabe demasiado sobre sus desmanes así que no le importa dejarle morir.
La noticia de la muerte de Agustín cae como un jarro de agua fría en la hacienda. Todos le querían muchísimo y su muerte provoca dolor e indignación a partes iguales. En el velatorio acusan a Pedro de estar detrás de su muerte, pero él se defiende argumentando que Agustín era una persona mayor y con varios problemas de salud. Además el informe forense ha dictaminado que la muerte fue accidental por infarto de miocardio. Nadie le cree, pero eso a pedro parece no importarle demasiado.
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