La vida lejos de los Kaleli empieza a pasarle factura a Nefes y a Yigit

Desde que dejaron la casa de los Keleli, Nefes y Yigit han ido dando tumbos por las calles y durmiendo en una vieja furgoneta abandonada. Nefes casi no ha probado bocado, porque todo lo que tenía se lo daba al pequeño Yigit. Ahora, después de varios días, la madre del pequeño se encuentra más débil de lo normal y cuando termina el día y llegan a la furgoneta a descansar, ocurre lo inevitable.