Cuando Gordon llega al Hot Potato queda totalmente decepcionado, las patatas (lo que debería ser la especialidad) no lo son y están congeladas. El menú es horrible y las raciones son muy grandes, tanto que hasta los clientes se llevan las sobras a casa. Gordon no puede soportar la actitud de las dueñas, ya que las ve totalmente desmotivadas y sin ganas de luchar por el restaurante y decide abandonar.
Sin embargo, las dueñas quieren demostrarle a Gordon que si que están implicadas, que solamente están frustradas, agotadas y sin dinero para seguir adelante pero que si les abandona estarán sentenciadas. Gordon conmovido decide ayudarlas nuevamente.
Decide empezar por traer patatas frescas, a pesar de que la sobrina de la dueña es una chef sin experiencia, Gordon confía en ella. El día de la reinauguración, el crítico de cocina que un día hundió con su critica al Hot Potato ha vuelto para darle una segunda oportunidad.
Finalmente todo sale bien y con el tiempo y la ayuda de Gordon el Hot Potato vuelve a resurgir.