Para cuidar de Yamal
Melek convence a Zehra para que abandone la mansión de los Kirkman con el riesgo de su propio futuro
Zehra acepta a regañadientes marcharse a Estambul y dejar a Melek al cuidad del pequeño Yamal. El futuro de Melek se oscurece.
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La vida de Zehra y de su hijo Yamal en la mansión es una verdadera pesadilla. La única solución sería que aceptara irse con su padre Mirsha a Estambul, pero ella no quiere. De hecho, acude a verle para decirle que no insista porque no va a vivir con el en la ciudad, asegura que no le quiere y que su objetivo es estar junto a su pequeño Yamal en la mansión de los Kirkman aunque eso sea duro para ella. Mirsha no entiende la actitud de su hija y le pide a Melek consejo. Quiere saber por qué Zehra es tan obstinada y no quiere huir del infierno en el que vive.
Melek sabe que el padre de Zehra tiene razón, pero es muy complicado convencer a la pequeña que deje a su hijo y se marche lejos. Aunque Melek tiene un as en la manga. Asegura que la única solución para lograr que Zehra acepte irse a vivir a Estambul sería que ella se quedara en la mansión para cuidar del pequeño Yamal. Para ello, hay que convencer a Zehra y Melek es la persona indicada para hacerlo.
Zehra sabe que vive en una verdadera pesadilla y que no va a mejorar en el futuro. Melek se llena de argumentos y razones para lograr cambiar la opinión de su hija que, después de pensarlo mucho, acepta. Parece que los problemas de Zehra están a punto de terminar, pero con esta decisión, la que realmente se ha metido en una gran lío es la propia Melek que ahora no podrá escapar de la mansión de los Kirkman.
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