Masiero besa a Nappi pensando que es su mujer Roberta

Manuela Nappi se ha enterado de que quieren desahuciar a Gregorio Masiero por impago. Ante tal contratiempo, la inspectora decide dirigirse a casa del artista para convencerle de que venda una estatua que tenía apalabrada con un galerista. Pero él se niega porque le recuerda a su mujer fallecida. Sin embargo, el miedo de que le quiten la custodia de su hijo es mayor, y toma una decisión: Manuela será la modelo para su nueva estatua.

Mientras Nappi está posando para Masiero, el artista se imagina que la que está allí como modelo es Roberta, quien falleció por un asunto relacionado con Nappi. Gregorio se acerca y la besa; sin embargo, ella, que se siente culpable por la muerte de la mujer de Masiero, se disculpa y abandona la casa.