Intolerantes a la lactosa

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“VUELVE A DISFRUTAR DE LOS LÁCTEOS”

Intolerantes a la lactosa

Aunque no es un trastorno grave, que ponga en riesgo la vida de las personas que lo sufren, sus síntomas (hinchazón y dolor abdominal, gases, náuseas, vómitos y diarrea) afectan seriamente a la calidad de vida de quienes la sufren. El gran enemigo de los intolerantes  es la “lactosa oculta” en  alimentos elaborados, bebidas destiladas, golosinas y medicamentos.

La intolerancia a la lactosa es la sintomatología provocada por una deficiencia de la lactasa, una enzima producida por el intestino delgado y encargada de la absorción de la lactosa, un tipo de azúcar presente en la leche de los mamíferos y en muchos alimentos preparados. La deficiencia de lactasa es la deficiencia enzimática más frecuente en todo el mundo y se estima que afecta al 75% de la población. Su prevalencia varía ampliamente según la zona geográfica, con índices muy bajos en los países nórdicos europeos y que aumenta progresivamente hacia el sur de Europa, Oriente Medio, Asia y África. Los síntomas más comunes son dolor e hinchazón abdominal, gases, flatulencias, náuseas, vómitos y diarrea. Suelen aparecer entre 15 minutos y 2 horas después de haber ingerido alimentos con lactosa y pueden remitir entre 3 y 6 horas más tarde. Al existir una alteración de las mucosas intestinales, también pueden producirse síntomas inespecíficos como abatimiento, cansancio, problemas cutáneos, falta de concentración, nerviosismo y trastornos del sueño.

Esta intolerancia alimentaria, que afecta a entre un 20 y un 40% de los españoles, según revela una campaña divulgativa -“Vuelve a disfrutar de los lácteos”- puesta en marcha por Laboratorios SALVAT y la Asociación de Intolerantes a la Lactosa España (ADILAC). Dicha campaña busca concienciar sobre la importancia de un correcto diagnóstico, como explica el Dr. Pedro Mora, Jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario La Paz de Madrid. Actualmente, el método de diagnóstico más utilizado es el test de hidrógeno en el aliento, aunque también puede detectarse mediante test sanguíneo, biopsia del intestino delgado o el test genético. Además pretende promover hábitos alimentarios saludables y enseñar a interpretar correctamente el etiquetado de los alimentos son los ejes básicos de la campaña.

Los intolerantes a la lactosa asimilan mejor los productos fermentados, como yogures y quesos, especialmente los curados, debido a que la lactosa se descompone parcial o totalmente en el proceso de fermentación por la acción de las bacterias. Sin embargo, las personas intolerantes a la lactosa deben evitar también la lactosa “oculta”. Para orientar a los afectados, ADILAC ha diseñado un semáforo alimentario que detalla los alimentos con y sin lactosa, y aquellos que pueden contener ‘lactosa oculta’. En 2009, la asociación dio un paso más en su función divulgativa, creando el sello “No lactosa”, que permite identificar con claridad los productos aptos para el consumo de los intolerantes a la lactosa. Por su parte, laboratorios Salvat ha lanzado una gama de suplementos de lactasa para que los intolerantes a la lactosa puedan disfrutar de los lácteos.

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