Momento destacado
Una velada romántica que termina en divorcio: Silvia rompe con Eduardo tras un doloroso desplante
Después de 30 años, Silvia le pide el divorcio a Eduardo por falta de cariño.

Publicidad
La madre de Helena regresa a casa con su marido, Eduardo, tras un tiempo separados. Dispuesta a reavivar la pasión perdida, Silvia prepara un ambiente íntimo: enciende velas, se pone una camisa de dormir sexy y sirve dos copas de vino. Pero Eduardo, completamente indiferente, la ignora y prefiere marcharse a jugar al dominó con sus amigos.
Este desplante rompe por completo a Silvia, que decide marcharse de nuevo con su hija y su nieto, Lalito.

Al regresar a casa, Eduardo encuentra una carta de despedida de su esposa, donde ella le expresa su dolor. Le confiesa que volvió junto a él con la esperanza de reencontrarse con el hombre del que se enamoró hace más de 30 años, pero ahora ha comprendido que ese hombre ya no existe. Le reprocha su frialdad, su falta de afecto y su actitud tosca. Y, con claridad, le dice que ya no quiere seguir a su lado.

Ya en casa de Helena, Silvia le cuenta a su hija que Eduardo ha sido incapaz de tener un solo gesto cariñoso con ella. "No me tiene ni la más mínima consideración", le confiesa, rota. Incluso duda de si alguna vez la ha querido de verdad.

A Helena se le parte el corazón al verla así y la abraza con fuerza para consolarla. Pocos minutos después, Eduardo aparece en casa de su hija para hablar con Silvia. Le pide que vuelva con él, pero ella, firme y decidida, se niega a ceder una vez más. Finalmente, le pide el divorcio. ¿Aceptará el padre de Helena poner fin definitivamente a su matrimonio?
Publicidad