De una partida de billar a una pesadilla

Celina se pone tontorrona en la partida de billar cuando un grito les detiene. Se ha caído el cuadro de su hermana la fallecida. Tienen miedo de quedarse sola porque piensan que un espíritu hay en la casa. Ningún hombre se quiere quedar con ellas porque tienen miedo, por lo que es una mala noche para las mujeres de la casa.

Una vez metidos el padre Brown y la señora en el coche empieza a estropearse el coche y la mejor forma de irse es a pie. Mientras Celina se queda en casa con su rollo de noche, se dan cuenta que su madre se ha esfumado y empiezan a registrar la casa muy preocupados.