Ülfet cede ante la presión de Faruk y acepta vender los terrenos que devuelven a los Boran la alegría

El descenso a los infiernos de los Boran ha sido completo. En el momento que Adem, el hermanastro de Faruk y el resto, se apropió de la mansión familiar por problemas económicos, los Boran se vieron obligados a vivir en una situación muy delicada. Alejados del lujo y el dinero de antaño, toda la familia ha tenido que malvivir apiñada en un piso de la ciudad. Han dejado de ser los dueños de su negocio y se han visto obligados a buscar empleo. No ha sido nada fácil para ellos.

Tenían una posibilidad de recuperar algo de credibilidad si lograban vender un terreno en las afueras de la ciudad. Pero se encontraron con el problema de que una parte de ese terreno pertenecía a una desconocida tía suya: Ülfet. Cuando Faruk acudió a hablar con ella para pedirle que accediera a su venta, se encontró no solo con la negativa a vender su parte, también descubrió que guardaba un profundo odio hacia Esma, su madre.

Ahora, después de descubrir unos trapos sucios de Ülfet, Faruk ha movido sus hilos para conseguir que su tía cambie de opinión. Ella accede a vender y los Boran vuelven a recuperar la sonrisa.