La doctora Gregoria y Pepa tienen un agrio enfrentamiento en la taberna delante de todo el pueblo

Gregoria Casas es la nueva doctora de Puente Viejo después de la muerte de Alberto. Desde el principio su relación con Pepa no ha sido fácil. Gregoria considera a Pepa una persona poco preparada para el cargo y desprecia profundamente sus métodos. No reconoce su capacidad de curar a las personas y piensa que todo se debe a brebajes y mezclas más relacionadas con la superstición que con la ciencia.

Obviamente Pepa se siente ofendida al comprobar lo que Gregoria piensa de ella. Los vecinos están contentos con el trabajo que la partera ha venido realizando en el pueblo, pero los métodos que sigue son considerados por Gregoria como poco científicos. El enfrentamiento entre ambas llega a uno de sus principales picos cuando el alcalde le ofrece a la doctora una consulta bien situada e iluminada en la plaza el pueblo y Pepa se queja por no tener un lugar donde atender a sus pacientes.