Tras observar el turno de cenas, Gordon descubre que parte del problema del Sabatiello es el propio dueño, no reconoce que la comida es mala, trata mal a sus empleados, incluso a los clientes que se quejan de la comida.

Gordon trata de llegar hasta Sam, recordándole que hace tiempo era una persona totalmente diferente. Con una nueva motivación Sam se enfrenta a la reapertura del sabatiellos con un nuevo menú y reconvirtiéndose en un asador.

Tras algunos incidentes durante la cena, finalmente la reapertura es todo un éxito.