Con estas premisas llega el Chef Ramsay a Miami, Florida. Buen tiempo, playas, sol, son latino. Todo indica que un restaurante grande y familiar puede dar mucha vida al lugar. Sin embargo, la situación de Andy y Susan es la contraria. Los únicos clientes que tienen son lo que llevan yendo al local durante años. Necesitan un labado de imagen y, lo más importante, gente joven.

La primera impresión que se lleva Gordon es que no puede ser un restaurante danés donde los dueños no tienen ni idea sobre Dinamarca y donde la comida es hecha por un chef cubano. Además, la decoración es pésima. Parece la casa de mis abuelos.

Si hablamos del menú, todavía peor. Todo es insípido, duro, seco y sin imaginación. ¡Incluso sirven pato contaminado! Por ello Ramsay hace mandar olvidar a los chefs todo el menú y, con los ingredientes de los que disponen, crear algo nuevo y moderno.

El siguiente paso, la reforma del local. Esta ha sido la reforma más drástica en la que Gordon se ha visto involucrado. Gracias a ella, el restaurante adquiere un look más moderno, elegante y contemporáneo. Pero no es lo único que va a cambiar de look. Antes de la reinauguración, Ramsay consigue organizar un desfile de moda para atraer a la gente joven. En él, Andy sorprende a todos con su nueva imagen.

Por la noche, salvo unos "pequeños" imprevistos como casi prender fuego al restaurante, todo va bien. Los comensales terminan encantados. Entre ellos un jugador de los Miami Heat. El Chef Ramsay, una vez más, se supera a si mismo.