Charlotte ha ido acumulando basura y suciedad hasta el punto de convertir su casa en una auténtica pocilga. Parece un almacén lleno de trastos y polvo.

Cuando Kim y Aggie abren la puerta de la casa de Charlotte la imagen es desoladora, se supone que debajo de tanta suciedad hay muebles, Kim y Aggie se dan una vuelta por el salón, los muebles son difíciles de encontrar.

Continúan por el baño y el panorama es nada adelantador, hay mugre y moho por todos lados, gel reseco en el lavabo, pelos y suciedad en las tuberías y además... cucarachas. ¡Charlotte se ducha con cucarachas!

La cocina tampoco se libra, hace mucho tiempo que los platos no se limpian, Charlotte ha optado por comprar y comer cada vez en vasos de plástico. Nuestras maestras de la limpieza tienen un gran trabajo que hacer.

Kim y Aggie nos enseñan un par de trucos para hacer más efectiva la limpieza, para quitar el polvo y refrescar la madera, lo mejor es sumergir unos trapos en aceite de limón y guardarlos durante un rato en un tarro. Además otro truco para quitarle el polvo y limpiar las flores de plástico es mojarlas en agua y gel muy rápidamente, después aclararlas y finalmente secarlas.

Tras un duro trabajo, la casa de Charlotte queda reluciente, no se parece en nada en pocilga que era al principio, pero ¿Logrará Charlotte mantener su casa limpia? Dos semanas después lo comprobamos y parece que Charlotte ha aprendido la lección.